¿CÓMO FOMENTAR LA SOLIDARIDAD EN LOS NIÑOS?

“La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo” – Eduardo Galeano

A propósito de los últimos trágicos sucesos acaecidos en nuestro país, estuve reflexionando acerca de la manera en que casi todas las personas, las instituciones, estamentos del Estado, las fuerzas armadas, la sociedad civil, religiosos, los bomberos, etc. de alguna manera se han puesto de pie y han dado grandes muestras de civismo y solidaridad con nuestros hermanos damnificados. Es que este fue un caso particular, no se hallaba focalizado, es decir, uno no podía decir “vamos a ayudar a los damnificados de Chosica”, por ejemplo, como en años anteriores, ahora nos necesitaba una gran parte de nuestro país.

Entonces me dije, cuánta solidaridad se ha demostrado, cuánta empatía; pero, ¿qué entendemos por solidaridad?, ¿cuándo se dice que una persona es solidaria? ¿cómo se fomenta la solidaridad en los niños?

La solidaridad es un valor, tal vez uno de los más importantes en un ser humano, que se podría definir de muchas formas, pero todas tienen un común denominador que es, según Martinez-Otero, esa “toma de conciencia de las necesidades de los demás y el deseo de contribuir y de colaborar para su satisfacción”. Nos dice, además, que “el concepto de solidaridad nace del respeto a la dignidad de la persona y su materialización pasa tanto por la toma de conciencia de las necesidades ajenas, como por el cultivo y práctica de la adhesión fraterna”.
Gastaldi, en su libro “El hombre: un misterio”, nos dice algo muy interesante, que el hombre necesita de los demás para crecer, pero no solo necesita alimento, y se refiere específicamente a pan y leche, sino que necesita también palabras y amor.
Se dice que la solidaridad trasciende todas las fronteras: políticas, religiosas, territoriales, culturales, etc. y esto ha quedado demostrado con todo el apoyo y muestras de amor, amistad y empatía que han dado todos con el Perú, en estos momentos terribles que les ha tocado vivir.
Pero, como el hombre no nace solidario, es importante inculcárselo desde la niñez, tanto en el seno familiar, como en la escuela y en otros ámbitos, donde quiera que se desempeñe. Los sucesos que nos ha tocado vivir, han sido oportunos para el aprendizaje de este importante valor.

Como el ejemplo siempre es importante y valioso, citamos algunos consejos recogidos de diferentes fuentes:

-Hay que tratar de que nuestros hijos e hijas pueden ver cómo, en momentos de necesidad, somos solidarios con nuestra propia familia y amigos, pero también con los vecinos a través de la ayuda, la colaboración o compartiendo con ellos.

-También podemos decirle, “el sábado prepararemos un budín para la tía que está enferma”. Con estas acciones, no solo estamos fomentando la solidaridad; también estamos fomentando la empatía, el ponerse en el lugar del otro, una de las habilidades sociales más importantes, y al ponerse en el lugar del otro, entenderán más fácilmente la importancia de su ayuda cuando es realmente necesaria.
-Tratemos de evitar mostrar gestos, actitudes y conductas egoístas, cómodas o intolerantes, delante de los niños.

-En un artículo para “Guía Infantil”, Marisol Nuevo nos dice que se puede empezar también con acciones muy sencillas, para que el niño tenga la oportunidad de ayudar a los demás, como por ejemplo, se le puede decir: “has crecido, ya no te queda la ropa, vamos a regalársela a algún niño que la necesite”, que puede ser también un primo o prima, o puede también regalar un juguete en buen estado.
En estos casos, los padres tienen que ser conscientes que no podrán transmitir a sus hijos los valores que ellos no recibieron de los suyos.
Podemos recomendar algunas otras formas de desarrollar o fomentar la solidaridad en nuestros niños.

-Se les puede mostrar casos de personas que son solidarias, o de personajes famosos que ayudan a través de fundaciones y los logros que obtienen con su labor o de instituciones que apoyan a determinados grupos, como la infancia, los ancianos, los animales, por ejemplo.

-Ir dándoles responsabilidades, de acuerdo a su edad. Esto se puede inculcar desde muy pequeños, ya que, a partir de los 2 años de edad, los niños pueden ser capaces de adquirir conductas como el compartir, asistir, colaborar, ayudar, etc. Ese es un buen momento para empezar.

-Otra actividad que resulta entretenida para los niños es juntar tapitas de gaseosa, y explicarles que esto es para una buena causa, o reciclar y plantar un árbol, ya que de esa manera se despierta la conciencia social, el amor por la naturaleza y, además, están contribuyendo con el cuidado de nuestro planeta.

-Hay padres que forman parte de algún grupo que apoya, por ejemplo, llevando todos los meses desayunos a los niños de algún albergue o participando en actividades en el Día del Niño o en Navidad en poblaciones que necesitan ayuda material o amor. Sería importante hacer participar a sus niños en estas actividades, ya que de esa manera, les van enseñando con el ejemplo.

-Hay cuentos o películas que transmiten valores y este puede ser un buen recurso. Las tradicionales fábulas infantiles tienen muchísimas moralejas y, al escuchar la narración, no solo pasarán un buen rato, sino que aprenderán a imitar los mismos comportamientos de los “héroes de cuentos”, asociados con la bondad, el amor y la amistad.

-La escuela es otro espacio importante en donde se debe trabajar la empatía en los niños, es decir, el despertar de la preocupación por los demás.

-Se le puede pedir a los niños que ayuden a los más pequeños, por ejemplo, en llevarles la mochila, en ayudarlos a bajarlos de la movilidad, que compartan el material escolar con los que se hayan olvidado de llevarlo o no los tienen y que se preocupen de llamar o averiguar por la salud de algún compañero que esté enfermo o que está ausentándose de la clase por mucho tiempo.

Es bueno recomendar a los padres, que es muy importante la comunicación con sus hijos, ya que esta fomenta la confianza de los niños a las enseñanzas y a la transmisión de valores de sus padres.

Tiene que tener en cuenta que ser solidario debe ser una regla como las demás normas de educación y conducta y cuanto antes se empiece, mejor.
Un estilo de crianza permisivo o autoritario no es un canal ideal para la transmisión de valores. Para promover valores pro-sociales como la solidaridad, es necesario que los padres tengan un estilo de crianza democrática, brindándole un entorno afectivo y comunicativo positivos, en donde el niño tenga libertad para expresarse.

En resumen, como dice el Dr. Valentín Martínez-Otero, “el cultivo de la solidaridad debe comenzar cuanto antes y extenderse a todo el curso vital con la intervención de la familia, la escuela, las organizaciones empresariales y la comunidad en su conjunto”. Nos dice, además, que “la solidaridad es expresión de altruismo que se aprende y se afianza con el ejercicio.

La ternura, el cuidado y la empatía de los padres constituyen en los primeros años las experiencias vitales básicas que suscitan en el niño relaciones afectivas saludables.

Los niños de hoy, serán los hombres de mañana y una de las maneras de dejarles un mejor futuro, es enseñarles la solidaridad, uno de los valores más importantes y necesarios para la sociedad, con la cual se podrá construir un mundo mejor.

Dra. Hortensia Dreyfus Vallejos

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